Una vida rodeada de dulces sabores
- Priscila Borbor
- 20 feb 2019
- 3 Min. de lectura

Su carrera empezó a los 13 años. Cuenta que a lo largo de su vida ha pasado capacitándose en el área de la pastelería, y actualmente Merly Merejildo Silva comparte estos conocimientos con alumnos del centro de artes y oficios Amazonas, ubicado en el sur de Guayaquil.
Comenta que se siente satisfecha con su labor porque en el centro en el que labora ha tenido la oportunidad de transmitir este arte a personas que han logrado con los conocimientos en pastelería, tener su propio sustento diario desde sus hogares. Asimismo expresa que ésta es una carrera muy costosa pero en este centro la educación es gratuita, beneficiando a los estudiantes que no cuentan con los recursos para pagar mensualidades como en otras academias de la ciudad. Aquí el estudiante solo necesita tener los diferentes materiales e ingredientes para obtener el resultado deseado en la receta, les doy la lista y entre todos la compran, dice.
Los chicos que cursan el primer nivel llegan emocionados al segundo y con la ilusión de aprender a preparar lo que ven de los estudiantes de cursos superiores dice la maestra, quien cree que en la actualidad la gastronomía y la pastelería han tenido una evolución y gran aceptación, ya que ahora muchas personas optan por estudiar está carrera en las diversas escuelas que la ofertan, esto se debe a que ven en ella un camino hacia el progreso.

He trabajado en varios centros populares de este oficio, explica Merly y muy contenta manifiesta que ésta labor le permite expresar toda su creatividad a la hora de elaborar una torta o cualquier bocadillo. Lo que más me gusta es la temporada navideña porque puedo elaborar gran variedad de recetas como el pan de Pascua, la rosca de Reyes, y jugar con colores, masas y sabores. Mi ingrediente favorito no es el chocolate sino la crema pastelera, es deliciosa y con ella hago muchas preparaciones, comenta.
Lo más complicado cuando tenemos clase práctica es cuando falta algún ingrediente o material y hay recetas que no admiten tantos cambios, el momento de hornear es esclavizante porque hay que estar pendientes para poder sacar el producto en el momento exacto pero también es muy satisfactorio ver el trabajo ya finalizado y listo para exponerlo después de tantos esfuerzos. Se suda trabajando las masas, replica Merly.
Axel González es uno de sus alumnos y menciona que tomó la iniciativa de tener su emprendimiento en casa, así que le pidió a su mamá que le compre un horno para hacer panes y venderlos en su barrio. El aprendizaje que he tenido durante estos dos niveles de estudio me han ayudado para darle un toque especial a mi trabajo porque puedo preparar panes con sabores variados, diferentes a los que comúnmente encontramos en las panaderías de barrio y les aviso a mis vecinos cada mañana para llevarles mi producto, me ha ido bien, afirma y cuando tengo alguna duda llamo a la miss Merly para que me explique, ella me ayuda mucho.

[endif]--Martha Reyes Álava, otra de sus alumnas cuenta que su experiencia en el centro educativo ha sido muy buena y califica de excelente a su profesora. Nos explica paso a paso cada elaboración, nos saca de las dudas, es muy creativa y también estricta, eso es importante porque quisiera tener mi propio salón de eventos y brindar el servicio completo, ofrecer mis bocaditos, comidas y sobretodo las tortas que es lo que más me gusta preparar, así podré darle un valor agregado al negocio, por eso pongo en práctica todo lo que ella me enseña y aconseja, concluye.
Emperatriz Espinoza Ramírez también es maestra en este arte y comenta que lleva muchos años conociendo a Merly y desde el año 2003 son compañeras de trabajo. Compartimos experiencias y conocimientos en la cocina, afirma y también reconoce que es necesario ser estrictas en la enseñanza para lograr un excelente producto. Con Merly tenemos un ambiente de compañerismo, nunca ha negado su colaboración ni en lo personal ni en lo laboral, menciona.
Lesliet Prospel, hija menor de Merejildo ha tenido también afinidad por la pastelería y le ha manifestado que desea estudiar la carrera, dice que en ocasiones acompaña en sus clases a su mamá y de allí ha encontrado el gusto por este oficio, contrario a su hermana que está próxima a graduarse de bachiller pero no le gustaría dedicarse a carreras relacionadas a la gastronomía.

A sus 47 años, 34 de ellos dedicados a la pastelería como se lo inculcó su madre doña Inés Silva, dice Merly Merejildo que se siente contenta por su trabajo y por ayudar a los jóvenes día a día motivándolos a emprender y a superarse en esta linda y sacrificada carrera.
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